HOMILÍA EN LA FIESTA DE LA VIRGEN DEL
PILAR, PATRONA DE LA GUARDIA CIVIL
Octubre de 2014
Mis
queridos hermanos sacerdotes concelebrantes,
Exmo.
Sr. Delegado del Gobierno,
Exmo.
Sr General de la Guardia civil, oficiales y miembros del Benemérito Cuerpo,
Autoridades civiles y militares,
Hermanos familiares y
amigos de la Guardia Civil:
Quiero que mi saludo sea
hoy mi más cordial felicitación a vosotros por la fiesta de vuestra Patrona, la
Santísima Virgen del Pilar. Deseo que podáis celebrarla muchos años en paz, con
la satisfacción del deber cumplido y con el gozo de sentiros protegidos por su
maternal solicitud.
La celebración de esta
solemnidad cristiana es muestra de la fe que profesáis recordando que el Señor,
desde la Cruz, dispuso que tuviéramos a María como madre. Por eso, viendo al
Apóstol Juan junto a ella al pie de la cruz, dijo: “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu Madre”. Y añade
el texto bíblico: “Desde aquel momento,
Juan la recibió como algo propio” (Jn. 19, 26-27). Esta escena, tan heroica
como entrañable, me ha venido a la memoria reiteradas veces al entrar en
vuestros cuarteles con motivo de la Visita Pastoral en los distintos pueblos de
la Diócesis. En todos ellos, y en lugar visible y bien cuidado, estaba la imagen
de la Santísima Virgen del Pilar. Esa es la muestra de que la sentís como Madre
y que, como San Juan, la habéis recibido en vuestra casa.
Tenéis y sentís como
Madre a la santísima Virgen María, bajo la española advocación del Pilar; y en
sus maternales manos ponéis vuestra vida, la de vuestra familia y la de
vuestros compañeros, sobre todo en las misiones de especial riesgo. La pronta y
delicada tutela que manifestó la Santísima Virgen María en las bodas de Caná,
procurando que los nuevos esposos no sufrieran el descrédito de quedarse sin
vino para los invitados, lo ejerce también con vosotros para que, si es
voluntad de Dios, no sufráis las consecuencias de cualquier imprevisión humana
en el ejercicio de vuestro deber.
La Santísima Virgen
María, Madre de Jesucristo y Madre nuestra, como verdadera madre de familia,
mantuvo unidos a los Apóstoles en los momentos difíciles de la persecución y
muerte de Jesucristo, como nos cuenta el Evangelio que acabamos de escuchar. Ella
mantendrá la unidad en el Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil en el
desarrollo de vuestras delicadas y múltiples misiones, y en la convivencia
personal y familiar.
Nuestra oración debe ser
hoy una súplica esperanzada invocando la maternal solicitud de la Santísima
Virgen María para que guíe y acompañe vuestros pasos, cada día en el ejercicio
de vuestra importante y amplia misión. Pidámosle todos hoy que acompañe hasta
el trono de Dios en los cielos a quienes protegió maternalmente en la tierra, y
que han llegado ya a la patria celestial entregando naturalmente la vida al
final de sus días; y a quienes eligió el Señor para ser ejemplo ante sus
compañeros llevando su entrega y su honor hasta dar su vida en cumplimiento del
deber.
Oremos también por los
familiares que han sufrido el duro golpe de tan sensible pérdida. Que la Virgen
del Pilar les conceda la gracia de mantenerse firmes ante la prueba, dando así
muestras de su fe en el amor que Dios que todo lo hace o lo permite para
nuestro bien.
Supliquemos confiadamente
al Señor de cielos y tierra que, en los momentos de prueba, cuando la muerte
parte a la familia, permanezca la esperanza en que la Virgen María les
acompañará ante el Señor para que disfruten eternamente de la felicidad que
desearon. Y que conceda a sus familiares la entereza, la valentía y la entrega
de sus hijos, esposos y padres que consumaron su vida en el servicio
incondicional a la Patria.
QUE ASÍ SEA
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