¡CAMINA, JOVEN! ES TU VOCACIÓN

Cuando abras este cuaderno te habrás metido ya en la peregrinación de jóvenes a Guadalupe. ¡Qué buen signo de tu vida es el camino!

El joven es, por esencia, peregrino. Quiere avanzar en la vida; desea progresar en todo lo que considera bueno o provechoso para sí mismo; pretende abrir su vida, en cada momento, a mayor goce y a más amplia libertad; no se conforma con las vivencias de su infancia, ni acepta que su futuro coincida, sin más, con los ideales y conquistas de los mayores.

Podríamos decir que el joven necesita ser él mismo; y, para eso, anhela construir su vida con verdadera creatividad.

¡Enhorabuena por ello, queridos jóvenes! Dios nos ha hecho a su imagen y semejanza. Y si Él es creador, nosotros debemos ser, cuanto menos, creativos.

Sin embargo, en esta peregrinación, signo de nuestra vida como cristianos y como jóvenes, tenemos un lema, una consigna, formulada con las palabras que la Santísima Virgen dirigió al Ángel cuando éste le anunciaba los planes de Dios sobre ella: “Hágase en mí según tu palabra” Expresión que, a simple vista, parece que cierra el camino a toda creatividad. Pero no es así, ni mucho menos, sino todo lo contrario.

María era, entonces, una joven muchacha plenamente normal. Es de suponer que el Señor no elegiría a una mojigata, a una aburrida, o a una chica sin personalidad, para que fuera su Madre. La gracia de Dios, de la que estaba llena desde su concepción, no destruía su naturaleza juvenil. Siendo esto así cabe que nos preguntemos: ¿cómo es que la Virgen María no se manifestó, pues, inconformista, rebelde, o como quien oye y observa en silencio para tomar una decisión original y propia, sin limitarse ha cumplir la voluntad de otro?

La respuesta es muy sencilla. No es más creativo quien más inventa, o quien desprecia o desoye cuanto le llega de fuera de sí mismo, sino quien es capaz de buscar y descubrir la verdad; quien, siguiendo la luz de la verdad, intenta construir su vida en el amor, en la justicia y en la auténtica libertad; y quien, para alcanzar todo ello, sabe escuchar y aprender de quienes merecen toda garantía y credibilidad. Esto es, precisamente, lo que hizo la joven María cuando pronunció ante el enviado de Dios estas palabras tan bellas y tan sorprendentes a la vez: “Hágase en mí según tu palabra”.

Lo que la Virgen María hizo en ese momento fue reconocer que Dios sabía más que ella; que Dios la quería más que ella era capaz de quererse a sí misma; y que Dios le proponía un camino claramente ambicioso y siempre nuevo: el camino de la colaboración con el Señor en la renovación de la humanidad.
Ofreciéndose a ser la Madre de Dios en la tierra, contribuyó a que el Señor compartiera con nosotros la misma historia, a que estuviera perceptiblemente cerca de la humanidad, y a que pudiera llevar a cabo la ingente obra de la redención en favor de los hombres y mujeres de todos los tiempos.

El ejemplo de la Virgen María supone una bellísima enseñanza para vivir la juventud a tope, para ser creativos, para avanzar en la vida por los caminos del progreso más acertado y constructivo.

María es maestra de juventud, ejemplo de inteligencia y sensatez, y clara muestra de lo que significa vivir en la más envidiable libertad.

Queridos jóvenes: lanzaos a caminar. Recorred la senda del Evangelio con gran ilusión, como peregrinos hacia la cumbre de la vida. Tenemos como referencia el maravilloso ejemplo de la Santísima Virgen.. Su preciosa experiencia de vida, siguiendo la llamada del Señor a través del Ángel, nos deja un camino abierto que se orienta hacia el horizonte apasionante de la plenitud en la tierra y de la eternidad feliz en el Cielo.

Caminad, queridos muchachos y muchachas, e invitad a caminar a vuestros compañeros. Ya conocéis el camino. Procurad que los demás no se pierdan.

Un abrazo del Arzobispo, vuestro amigo y compañero en esta peregrinación que es la vida.

Santiago. Arzobispo de Mérida-Badajoz

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